martes, 2 de abril de 2013

HUMANOS Y NEANDERTALES,¿Cuándo y dónde se "amaron"?

Un nuevo estudio sitúa esos encuentros sexuales entre las dos especies inteligentes fuera de África.

La existencia de relaciones sexuales entre seres humanos modernos y neandertales es una teoría aceptada por muchos científicos que explicaría por qué todos los homo sapiens del planeta, con la excepción de los africanos, poseemos en nuestro ADN la huella neandertal.
El cruce entre las dos especies humanas inteligentes, pudo incluso reforzar nuestro sistema inmune y favorecer en consecuencia nuestra evolución como especie. Ahora, los investigadores del Max Planck y de la Universidad de Harvard han estimado la fecha y el lugar en los que que se produjeron esos encuentros «amorosos». La investigación, publicada en la revista Genetics, señala que el cruce se produjo cuando los humanos modernos llevaron la tecnología del Paleolítico superior en su migración fuera de África.
Cuando el genoma neandertal fue secuenciado, se reveló que las personas no africanas comparten más variantes genéticas con los neandertales que los que pertenecen al continente. Un escenario que podría explicar esta circunstancia es que el hombre moderno se mezcló con los neandertales cuando salió de África.

Una alternativa, pero considerada más compleja por los investigadores, contempla un escenario en el que poblaciones africanas ancestrales de neandertales y humanos modernos se mantuvieran subdivididas durante unos cuantos cientos de miles de años y que aquellos más relacionados con los neandertales salieran de África posteriomente.

Para mayor información sobre neandertales, no pase por alto este documento PDF

¿Por qué desaparecieron los insectos gigantes?

Imagina un mundo poblado por libélulas gigantes con envergaduras de hasta 70 centímetros. No es ciencia ficción. Hace unos 300 millones de años, a finales del periodo Carbonífero y principios del Pérmico, los insectos alcanzaron sus mayores tallas.

Se propone que fue la evolución de las primeras aves el factor decisivo en la disminución de tamaño que sufrieron los insectos posteriormente.

Las teorías actuales atribuyen el empequeñecimiento de estos animales a una disminución en el oxígeno atmosférico, que en aquella época era del 30 por ciento, frente al 21 por ciento actual. El nuevo estudio, publicado en PNAS, recopila datos de 10.500 fósiles de insectos y los relaciona con los niveles de oxí.geno.ñ. de cada época.
Los resultados revelan algunas contradicciones, como indica Matthew Clapham, uno de los autores: "El tamaño de los insectos prehistóricos se relaciona con la cantidad de oxígeno existente en un período de 200 millones de años. Después, al final del Jurásico y principios del periodo Cretácico, hace unos 150 millones de años, el oxígeno aumentó pero el tamaño del insecto disminuyó".

Por otro lado, los científicos comprobaron que este momento coincidió con una mayor especialización de las aves.

Si desea conocer más acerca de estos grandes y arcaicos "bichos" haga click AQUÍ.

lunes, 1 de abril de 2013

Sexo y violencia se encienden en la misma zona del cerebro


 Las neuronas que impulsan el comportamiento agresivo influyen también en las relaciones sexuales
 
La misma mecha que enciende una agresión puede desencadenar también una ardiente actividad sexual. Científicos de varios centros estadounidenses han identificado el nexo entre el sexo y la violencia, la explicación biológica de por qué comportamientos sociales en teoría tan opuestos son, en realidad, tan cercanos. La clave la tiene una red neuronal que se localiza en una zona del hipotálamo.En experimentos con ratones, han comprobado que las neuronas se activan durante un ataque agresivo y se inhiben durante el apareamiento. Aunque el estudio solo se ha hecho con estos animales de laboratorio, los investigadores sugieren que su hallazgo ayudará a explicar la relación entre sexo y violencia, tan presente en el comportamiento humano.
Ese vínculo tan cercano, descrito con profusión en la literatura, la música y el cine, se ha establecido con la ayuda de una tecnología que combina la óptica y la genética, según se detalla en la revista "NATURE".
David J. Anderson y Lin Dayu del Instituto de Tecnología de California primero expusieron a un ratón macho con otro del mismo sexo en una situación que podía desencadenar un comportamiento agresivo y después a uno de esos machos con una hembra en un encuentro sexual. Las neuronas del núcleo ventromedial del hipotálamo se activaron en los encuentros con ambos sexos. El 40% de las neuronas se activaron en el encuentro entre machos, pero solo la mitad de ellas permanecieron activas durante el ataque. Por el contrario, aproximadamente un tercio de las células estaban excitadas cuando hubo presencia femenina. Ese nivel se redujo en dos tercios cuando comenzó el apareamiento.
La activación simultánea de algunas neuronas durante las primeras fases de los encuentros –agresión y relación sexual- indican que «ambos comportamientos están profundamente enraizados en la arquitectura básica del cerebro».
He aquí un vídeo que explica de forma sencilla cómo funciona nuestro cerebro: